“Tenga por cierto toda la casa de Israel que Dios ha hecho Señor y Mesías a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado. Al oírle, se sintieron compungidos de corazón y dijeron: ¿Qué hemos de hacer, hermanos? Pedro les contestó: Arrepentíos y bautizaos en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo”. (Act 2,36)
¿Qué tengo que hacer?
Buscar a Jesús y hacerle un hueco en tu vida. Es fácil encontrarlo en su Iglesia. Creer que Él es tu único Salvador, porque así es; y darte cuenta de que no existe nadie como Él, porque sólo Él tiene palabras de Vida eterna. Lee su vida en los Evangelios y te sorprenderás.
Arrepentirte de tus pecados, pedir perdón a Dios y a los que hayas ofendido y volver a empezar. Y, como la fe es un don que Dios da a quien se lo pide, vamos a decirle juntos:
Señor, gracias por morir en la cruz por mí.
Quiero amarte y seguirte.
Tú eres el único salvador de todos los hombres.
Gracias por llamar a mi puerta para darme una vida eterna feliz.
Ayúdame a no separarme nunca de Ti.
Pero la fe y el amor a Jesús debe crecer; y en ese crecimiento encontramos la mayor felicidad que se pueda experimentar en este mundo. Y cuando somos felices necesitamos compartir nuestra felicidad con otros. Por eso para crecer en el amor, para aprender bien por donde se va al Cielo y para hacer participantes a otros, conviene formar parte activa del pueblo de Dios; formar parte de un grupo que nos ayude y al que ayudemos. Las brasas de un fuego arden cuando están juntas, pero si separamos una de las otras, pronto se apagará. Así es la relación con otros cristianos.
Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (Mt 18,20).
Además en grupo, se encuentran fuerzas para hablar a otros de Dios, y la vida se convierte en una extraordinaria aventura. Por eso, si quieres amar a Dios de verdad y acoger su felicidad, te conviene buscar un grupo de apoyo, en tu parroquia, con algunos amigos cristianos, donde sea. Así unido a otros podrás aprender y experimentar el camino que conduce a la Vida.
¿Qué vas a hacer?
